Mi viaje en el mundo del pádel tiene un inicio curioso, que no todos conoceréis. Comencé jugando a baloncesto en el colegio y formaba parte de un equipo fantástico. Sin embargo, cada vez que veía a mi madre jugar a pádel, sentía una irresistible atracción hacia ese deporte. Decidí probarlo y me encantó desde el primer momento. Durante los primeros años, compaginé ambos deportes y, sorprendentemente, se me daban genial. Mi equipo de baloncesto era increíble y en pádel ya comenzaba a destacar. Llegó irremediablemente un momento en que tuve que tomar una decisión. El pádel me apasionaba de una manera especial y decidí dedicarme completamente a él. Desde entonces, no he mirado atrás. He tenido la suerte de jugar en los torneos más prestigiosos del mundo, y he trabajado duro para estar entre las mejores jugadoras del circuito.